miércoles, 4 de enero de 2012

La crisis de Fe

Testimonio real de un ateo común y su conversión en la fe en tiempos de necesidad.


   Dicen los optimistas que en seis años volveremos a comer en platos de oro, pero aquel día la empresa en la que trabajaba tuvo que bajar la persiana definitivamente. Durante otros dos años recibí prestación por desempleo, tiempo en el que nadie me contrató. Con 53 años, toda mi vida se había reducido a ensamblar cuatro piezas en un taller y despilfarrar el dinero en alcohol, tabaco y prostitutas.

   Sin familia y desahuciado por no pagar la hipoteca, traté de recurrir a mis amigos. Comprendí que no existen los verdaderos amigos, pero preferí pensar que eran tiempos demasiado difíciles para todos. Por primera vez en la vida, como una revelación, me di cuenta de la absoluta soledad en la que siempre me había encontrado.

   No sabría decir cuanto tiempo estuve mendigando y durmiendo en mi auto, la única posesión verdadera de un hombre y la última que me quedaba. Aunque en una de sus ventanillas había pegado un letrero de SE VENDE nadie nunca se interesó, quizá por los tiempos de crisis o más bien porque su propietario, un mendigo, vivía dentro.


   Por aquel entonces un comedor católico ofrecía comida a personas como yo. Así es como un sitio me llevó a otro y acabé en una iglesia, que a todas luces era mejor que estar tirado en un portal pasando frío.
Muchas personas buscan a Dios cuando se ven desesperadas, pero yo buscaba oportunidades entre aquellas almas que se decían piadosas pero me miraban con completa repugnancia.
   Realicé durante muchas semanas todos los rituales como el mayor de los beatos, tanto por aparentar como por ver si a fuerza de intentarlo podía encontrar algo de la paz prometida. Todo aquel sitio, aquellas personas y aquel sacerdote tan solo tenían deseos de salvar mi alma tras la muerte, pero no de realizar ningún milagro para mi vida. Todo aquello apestaba y presagiaba a muerte.  Entonces, lleno de frustración, robé dineros del cepillo y escapé hacia alguna tienda para comprar vino y olvidar.



   Sentado en aquel banco con mi brick de vino en la mano, un misterioso hombre se sentó junto a mi. Era hermoso, cualidad que nunca había reconocido en otro hombre. Tenía cabello largo, barba bien recortada y sus ojos azules inspiraban bondad. De alguna manera adivinó de donde había sacado yo el dinero y con voz serena me preguntó si no sentía vergüenza por robar a la única institución que me había ayudado.
Lloré por primera vez en mucho tiempo. Arrepentido, le dije:
   — No quiero robar, ni mendigar, Yo quiero salir adelante, hacer algo por mi mismo.
Entonces él respondió algo que me dejó pensando.
   — En verdad te digo, ¿alguna vez has hecho tu algo por los demás?



   El hombre resplandeciente me ofreció  una habitación de un motel muy humilde, pero en la cual me pude asear decentemente y dormir aquella noche. Al día siguiente regresó con ropa nueva para mi.
   — ¿Es usted cristiano?— le pregunté.
   — Digamos que soy altruista.
   — Si va por ahí regalando todo, se quedará sin nada.
   — Soy altruista pero no idiota— respondió él.
    Entonces me quedé mirándolo y volví a insistir.
   —¿Quién eres?
   — Nuestros nombres tan solo son palabras. La verdad de nosotros mismos se encuentra en nuestro interior— Y como percibió la confusión en mi rostro, me confió lo siguiente.
   — No más palabras. Ten este cofre y llévalo a esta dirección. Entonces comprenderás.

   Aquel miércoles bajé con mi auto hasta  Gironda de Somonte. El GPS me llevó hasta el polígono industrial, nave 24, donde debía hacer el porte. Apenas hube pisado el suelo, la policía salió de la nada con fusiles de asalto y pensé que los perros me querían comer vivo, pero se tiraron directamente al material que llevaba en la maleta. Me tumbaron a golpes en el suelo, me esposaron y me llevaron a donde otros tipos con pinta de narcos se encontraban en mi misma situación.

[...]

   A día de hoy vivo en la cárcel de Alcantaracillo. Techo, comida caliente, gimnasio, biblioteca y un subsidio cuando salga dentro de seis años y un día. Para ese entonces, dicen los optimistas que volveremos a comer en platos de oro.

  Mientras tanto, las autoridades siguen buscando a Jesucristo.

4 comentarios:

  1. Hola Hasphat

    Felicidades por este gran blog.

    Te quería preguntar algo: en una de tus respuestas en yahoo dejaste la imagen de un árbol genealógico que por desgracia ya no está disponible.
    http://img690.imageshack.us/img690/9792/arbolgenealogico.jpg

    Podrías volver a subirlo?

    De antemano gracias!

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    Respuestas
    1. Hola.
      La verdad no entiendo muy bien lo que pides.
      La imagen está disponible.
      http://img690.imageshack.us/img690/9792/arbolgenealogico.jpg

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  2. LO QUE PARA OTROS SERIA UN CASTIGO, UNA FATALIDAD PARA ALGUNOS REPRESENTA LA SALVACION....

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